viernes, 28 de noviembre de 2008

REQUIEN POR EL MENOR DE LOS MAYORES

Se llamaba Ángel, nombre que le venía como anillo al dedo dada su trayectoria humana y bondadosa, y Mayor por cuyo apellido era conocido.
Ángel ha sido una de las personas más queridas y populares de Torreperogil por su carácter abierto y su nativa sencillez. Podemos afirmar que desde su condición de persona poco ilustrada, a él se le puede aplicar lo de "sabe más que la gente del campo". A Ángel le venía la sabiduría porque ya desde niño tuvo que agudizar el ingenio para subsistir en los tiempos difíciles que le tocaron vivir.
Sabía más que "los ratones coloraos" y el campo no tenía secretos para él. Cuando carecía de todo, todo se le venía a la mano llegando a disfrutar de los manjares más exquisitos de nuestra madre tierra. Sabía donde y cuando brotaban los primeros espárragos, los primeros "chaparrillos" o los primeros "cardillos" con lo que Beatriz, su sufrida y ejemplar esposa elaboraba un "arroz arriego" con el que su prole se chupaba los dedos. Sabia exactamente cuando estaban de coger y donde se criaban "las papas de tierra", es decir, salvajes, una de las esquisiteces digna de presidir la más exigente de las meses. No hablemos de las setas de "carocuco", que asadas con pimienta y unos granillos de sal gorda, representaba la mayor de las delicias para el más exigente de los glotones.
Ángel carecía de todo, no tenia de nada, pero fue el hombre más rico del mundo. Cuando la despensa estaba con las tablas en blanco, él, que fue un andarín de oficio, trasponía al fin del mundo y acudía con su barja colmada de gloria bendita. A ángel, le importaban un bledo cuantos productos hallaba en nuestros cultivados predios, y de las cosechas ajenas jamás hurtó nada. Él y los suyos disfrutaban de las primeras uvas de las parrizas escondidas entre las malezas de los padrones, y también de las últimas uvas que él rebuscaba cuando los vendimiadores levantaban el fruto. Los mejores "cencerrones" iban a parar a su mesa.
Cuando aquello del "arranque", iba por los melonares ya abandonados y se proveía de melones "barjeros" de los "culones" con los que Beatriz hacía un lebrillo de ensalada que no se le soltaba un galgo.
A Ángel tampoco le faltaba la carne, él sabía "los aguaeros" de los arroyuelos donde los pararillos que los había a miles, saciaban su sed. Con su sabiduría nativa colocaba unos espartos untados en liria y acudía a su casa con medio saco de avecillas. Otras veces ponía lazos en los criaderos de conejos de los sotos de Dios y atrapaba hermosas piezas que vendía junto a las perdices rojas cazadas en los largos inviernos, carburo y cencerro en mano.
Tenía trabajo siendo un gran bracero, pero con sus brazos y sus piernas de alambre se buscó el sustento, sudando más que el primero lo que él y los suyos se comían.
Cuando no tenía "ponde tirarse" pillaba las de Villadiego y en un dos por tres se plantaba en el "Rio Colorao" por las empinadas veredas del "royo Sabiote" y sobre sus anudadas espaldas subía un monumental haz de tamujos -que pinchaban como condenados-, y labraba unas escobas que le quitaban de las manos nuestras almazaras.
A este ejemplar bracero, merecedor de que su nombre se perpetúe en una calle perdida sin don ni nada, los discriminaban aquellos "encargaos" de marras, y no le visaban sino para cargarse como un burro desde uno a más de doscientos capachos de aceituna trepando por los pretiles de los trojes de las fábricas de aceites.
También se acordaban de él para entrar un carro de paja e incluso para llevar sus hombros un pesado trono semanasantero.
Ángel fue un jornalero andariego, se había recorrido todo el litoral desde Cádiz a Valencia, y aunque no pudo ir a la escuela, en su memoria prodigiosa conservaba los nombre de estaciones, carreteras, caminos y veredas. Como su pueblo no le daba trabajo, salió a buscarlo dentro y fuera de nuestras fonteras. Nos contaba, cómo en una ocasión en que caminaba agotado y hambriento, se topo con un casuchín rodeado de un pequeño huerto. Allí encontró a su Samaritano que le sirvió abundante comida que en tanto la devoraba, el pobre anciano se limpiaba disimuladamente las lágrimas que brotaban de sus hundidos ojos. Después le llenó una talega con una gran hogaza y fiambre que le permitió alcanzar "Elorca", la tierra prometida que él buscaba.
Otra vez, cuando caminando la noche lo atrapó en plena sierra, durmió en una cueva con unos maquis que le dieron de cenar. Los madroños, las moras y los endrinos fueron para él un gran recurso. Trasponía al "Aguascevas" y sobre sus hombros traía una barja grandona a reventar que vendía en la puerta de los colegios cuando los niños salían al recreo. Qué decir de los caracoles negros como puños, que por encargo, llevaba a las tabernas de la hermana Úbeda.
Cuando Ángel era ya cincuentón, tuvo la fortuna de toparse con un hacendado que le abrió los brazos y las puertas de su casa y ya jamás le faltó el trabajo, ni a él ni a los suyos. Ángel encontró lo que entonces se llamaba, y mal, un buen amo, y éste que jamás se considera tal, halló en Ángel al mas fiel de los servidores.
Medio siglo largo se han estado tratando de igual a igual, y ahora, cuando Dios ha llamado a Ángel, no para pedirle cuenta, sino para premiar su honradez y su buen hacer, estos amigos que le abrieron sus puertas de par en par, lloran su partida, añoran su ausencia y le dicen desde lo más hondo de su ser: Ángel, amigo, nos dejas muy solos pero hemos aprendido de ti muchas cosas que no aprendimos en la escuela.
Ahora, cuando Ángel en su caminar ha cogido el camino sin retorno del más allá, lo hemos visto seguro de sí mismo, pues parte en paz con todo el mundo y con la seguridad de alcazar la felicidad prometida en las bienaventuranzas. Ve con Dios, mi fiel amigo, que Él lleva ya mucho tiempo esperándote. No temas porque vas con el Padre y con la Virgen del Carmen que tu estrechaste en tus manos hasta el último momento.

GINES DE LA JARA TORRES NAVARRETE
Cronista Oficial de la Villa de Torreperogil
(artículo publicado en el Periódico "Ubeda Informacion", el 15 de noviembre de 2008)

domingo, 23 de noviembre de 2008

LA CARRETERA DE SABIOTE

La carretera que discurria entre Torreperogil y Sabiote fue para mi, en otros tiempos, un recorrido cotidiano. Era algo estrecha y con algunas curvas, en una de las cuales, casi en la mas pronunciada, estaba la higuera de la caseria de Joca.
Con mi bicicleta recorrí cientos de veces ese trayecto, que en el punto mas alto del cerrillo del tesoro, me dejaba rodar en caida libre hasta el Paraje de la Fuente de la Corregidora, en cuyo punto se iniciaba la subida a pleno pedal.
De aquella carretera salían cientos de caminos hacia todas partes; hacia "El Imposible", hacia la Viña de las Monjas... hacia el campo... Disfrutaba especialmente recorriendo aquellas veredas al atardecer, estrechas y llenas de padrones con moras, majoletas y toda clase de vegetación silvestre. Como no habia maquinaria, solo podian pasar las bestias y mi bicicleta.
No dudo que alguien, por aquella época, con su barja a cuestas y con su azada, acompañado de su "borrica", pensara de mi cosas raras, que no quiero adivinar. No era corriente recorrer los caminos en bici, si no se iba al tajo.
En cualquier caso, el campo tenia entonces otro significado y otro aspecto. Aún no se habian formado urbanizaciones de chalets ni estercoleros de basura y los caminos eran estrechos, por donde nunca habia pasado un coche. Se podian encontrar moras, frutos silvestres y hasta musgo para el portal de belen. Habia silencio y aun era posible contemplar algunas especias de aves.
Ya casi no queda nada de todo eso, especialmente las aves, que van desapareciendo con motivo de los productos químicos empleados en la agricultura, pesticidas, plaguicidas, abonos y toda clase de venenos que van matando a las especies de animales. Tambien estan desapareciendo los padrones, antaño bastante poblados de vegetación silvestre, cobijo de toda clase de fauna, hoy convertidos en simples monticulos, roturados por tractores.
Me he desviado del tema principal, porque lo que yo queria decir es que la carretera de Torreperogil a Sabiote, pese a que sigue existiendo, y pese ha haber cambiado levemente su trazado,en su tramo inicial, el acceso a ella desde Torreperogil es un verdadero laberinto de curvas, calles y desatinos.
No se yo de quien fue la culpa... pero me da igual. El ingeniero de caminos fue un verdadero ceporro, digno merecedor del título de "ingeniero de vereas y trochas de conejos", y la administración que pagó y dió lugar a semejante barbaridad, una inepta. Lo curioso del caso es que, pese a tal desatino, no hubo una movilización vecinal que denunciara ese hecho, ni por parte de Torreperogil, que dejó sin acceso a su pueblo vecino, ni por parte de este, Sabiote, que se quedó aislado y sin acceso desde la carretera N-322, Cordoba-Valencia. Inaudito.
Bueno... parecen ya conformados todos con la promesa de que la nueva autovia proyectada, Linares-Albacete, de salida directa a ambos pueblos en la zona de la Vega, casi a medio camino entre ambos... pero claro, ¿ eso para cuando ?

lunes, 25 de agosto de 2008

Las famosas fotos del rascacielos de New York




Algunas de las famosas fotos hechas en el piso 70 del Rokefeler Center de New York.

EL ANGEL AZUL

Conforme íbamos entrando tu nos recibías en la puerta, dulcemente sonriendo.Pensé entonces cuánto vale esa sonrisa, dónde estarás mañana, en qué pueblo arriesgarás tu vida haciendo equilibrios en el alambre... y me invadió una inmensa tristeza.Estaba la carpa a las afueras de la ciudad, en las eras que fueron de la trilla. Como era invierno había anochecido pronto y se veían las luces del circo aisladas y solitarias, casi en la lejanía, rodeadas de una fría oscuridad, a pesar de que alguien se empeñara en poner música alegre y luces de colores entorno al recinto.Sin embargo, tu rostro lo iluminaba todo, la oscuridad del atardecer y los corazones.Al verte en todo lo alto haciendo piruetas sobre el trapecio con la mayor delicadeza, comprendí que eras un ángel del cielo, huido de la posición estática en que Miguel Ángel te dejó eternamente plasmado en la cúpula de la Capilla Sixtina, y que, de pronto, habías recobrado vida y movimiento para iluminar las noches de los corazones afligidos y de todos los niños que nada saben en qué lóbrego lugar amanecerás mañana.Insistentemente te busqué a la salida; allí estabas con tu traje de lentejuelas azul brillando como una estrella en la noche oscura.Me sonreíste nuevamente y yo, con resignación, solamente pude decirte adiós, sin poder siguiera preguntar tu nombre, sin saber de dónde venías, a dónde ibas...A la vez que me iba alejando, no podía olvidar tu dulce sonrisa, una rosa en la noche, un sueño que se evapora en el amanecer de cada nuevo día, entre las espinas de la vida.Quién soy yo, pensé; quién soy yo para quitar las alas a las mariposas blancas, si jamás he volado, ni siquiera en sueños.Vuela alto ángel azul, vuela igual que mi pensamiento, vuela todo lo lejos que quieras, pero siempre cerca de mi, para que no te olvide, para que ilumines todas las tardes grises de los inviernos y lleves la alegría a todos los rincones.Por eso, siempre que se anuncia un circo voy a visitarlo con la esperanza de que hayas vuelto, para contemplar tu luz y porque no quiero que los circos estén solos, sin niños, sin nadie, mientras cae la tarde de todos los oscuros inviernos, cuando un ángel, sin perder su sonrisa, arriesga su vida en un trapecio.

¿QUÉ NOS TRAERÁ LA PLEAMAR

He ido escribiendo cartas sin ningún destino, sin fechas; cartas escritas por las calles oscuras, por los senderos perdidos de los deseos mas ocultos. He ido escribiendo cartas en el aire que respiro, lanzadas al viento de cada nuevo amanecer.He ido escribiendo palabras que nunca pronunciamos, frases que pudieron ser nuestras, hojas en blanco repletas de silencio, de miradas, de deseos.Quedaron sin respuesta, quedaron a merced del viento.Cada mañana me asomo a mi ventana de poniente, como el naufrago que mira al mar todos los días. ¿Qué nos traerá la pleamar?De nuevo se nubla el Valle del Guadalquivir, brumas que parecen nubes de algodón sobre las veredas que llevan al campo.Respiro hondo, al tiempo que pronuncio tu nombre, mientras una inmensa tristeza súbitamente me invade.Otras cartas surcarán el viento hoy, otros pensamientos volaran mas allá del horizonte que percibo; nuevamente se escribirán páginas en blanco, inundadas de un triste lamento.Quedaran sin respuesta, quedarán a merced del viento.

lunes, 14 de julio de 2008

TORREONES Y CASTILLOS




Ayer mismo estuve visitando el "Castillo de Cazorla" y el "Castillo de La Iruela".
En realidad ambos, y otros muchos, son meros torreones de la época de dominación musulmana, y no castillos. Fueron torres-vigía que se situaban en zonas estratégicas y fronterizas, y a lo sumo, pequeños fortines, pero nunca castillos.
La cuestión es que muchos de ellos se encuentran en una situación lamentable pero algunos han tenido la suerte de experimentar arreglos y remodelaciones, con mayor o menor acierto, para su conservación.
Es el caso del castillo de Cazorla, que se denomina "Castillo de la Yedra", un torreón que se alza majestuoso en lo alto de uno de tantos picachos de la zona, y que domina en su plenitud todo el valle del Guadalquivir y la entrada a la Sierra de Cazorla por ese flanco.
Su restauración es loable, teniendo en cuenta que bajo la dominación cristiana también sufrió modificaciones. En su interior se puede contemplar su buena construcción en piedra, sus escaleras, muros y bóvedas. Se ha destinado a exposición permanente de utensilios de labranza y objetos varios y, lógicamente, también cuenta con su princesa encantada, la malograda princesa morisca "Tragantía", que seguramente, junto con tantos desgraciados de la historia, ande vagando por esos valles.
En todo caso no perdamos de vista al torreón-castillo, que la villa de Cazorla ha sabido sacarle provecho. Y eso que es un simple torreón.
Cuanto más provecho podría sacársele al castillo de Sabiote, un castillo en toda la extensión de la palabra, en toda su plenitud. Una inmensa construcción que conserva muchas partes en estado aceptable, y que bien podría destinarse, como estaba previsto desde hace ya muchos años a museo agrícola o etnográfico. Algún listillo, estoy seguro, se ha quedado con los aperos, o ha traficado con ellos, que la gente llana y desinteresada entregó para dicho museo, hasta ahora inexistente. Todos aquellos aperos de labranza, utensilios, objetos y mobiliario hoy tan buscado por los anticuarios y por las "aves rapaces", que abren cortijos y desvalijan casonas, ermitas solitarias, iglesias y palacios en restauración... y no digo más.
Es una verdadera pena que no conste como visita preferente en las rutas turísticas el Castillo de Sabiote y sus murallas. Es el destino de nacer con estrella o estrellado. Si hubiera sido construido en alguna otra ciudad cercana, que no de mejor cuna, Patrimonio de la Humanidad, qué distinta seria ahora su conservación.
En cualquier caso, por muy olvidado que se tenga al Castillo de Sabiote, nadie le podrá arrebatar su majestuosidad, su maravillosa fábrica de piedra, su Torre del Homenaje y todo su recinto. Y animo a quien corresponda, que vaya moviendo papeles, subvenciones e ideas, para que siga pasito a pasito su restauración y, mientras tanto, se le dé algún uso de tipo turístico, al menos, se incluya en las rutas turísticas de la zona. Es de justicia.
Pero no confundamos, por loables que sean, a los torreones con los castillos.

lunes, 9 de junio de 2008

MIEDO EN EL CUERPO

Hasta ahora estamos acostumbrados a ver las miserias del llamado Tercer Mundo, y desde nuestro sillón contemplamos impávidos, mientras tomamos el aperitivo, como se debaten entre la vida y la muerte millones de seres humanos, que luchan por sobrevivir, llevándose a la boca lo primero que pillan, y hacen colas para recoger las migajas que les llegan desde el exterior, desde el otro mundo.
Y ahora nosotros, con nuestra prepotencia y superioridad, desde nuestra atalaya del mundo desarrollado, ante el primer indicio de alarma por huelga de transportistas, nos lanzamos a la desesperada a devorar los supermercados, haciendo acopio de todos los productos; y nos lanzamos a llenar el depósito de combustible hasta las trancas, vaciando las gasolineras.
Ese es nuestro mundo desarrollado, el que se lanza a la vorágine sin motivo, el que vive en una burbuja que puede explotar en cualquier momento, el mundo de la apariencia y del escaparate.
Pura ficción. No somos diferentes de los otros, de los que hacen cola para poder sobrevivir. Ya hemos perdido también la compostura.

domingo, 1 de junio de 2008

Ubeda y la ciudad fantasma

Úbeda y la ciudad fantasma
31/Mayo/2008 - 11:02
Cuando vemos postales antiguas de Úbeda, podemos comprobar que la calle Real era el centro neurálgico, la zona de paseo, la calle principal.
En torno a esa calle, en otros tiempos porticada en parte, fluía la vida cotidiana, y a penas existían casas extramuros.
Hemos ido viendo como la ciudad se ha extendido por todos los flancos, hacia Baeza, hacia Jódar, hacia el Mármol, ... en todas direcciones menos hacia el norte. Allí se decidió ubicar el Polígono Industrial "Los Cerros", precisamente en la zona mas espaciosa, llana y propicia para nuevas urbanizaciones. Debe ser cosa del llamado planeamiento urbanístico.
Y todos recordamos cuando se dice... hasta hace poco la Avda. de Linares era campo, solamente existía una fábrica de terrazos en la "Eras de Sola"; en la "venta Juanillo" había campos sembrados de trigo o cebada y solo existía un taller de lavado y engrase de vehículos...; el Cerro de la Atalaya era un descampado donde se formaba un chaco a lo largo de todo el invierno...y así, de pronto, como por arte de magia y antes de que quisiéramos darnos cuenta, ya está todo urbanizado. Se acabaron los campos y la ciudad creció y creció.
Ultimamente ha crecido de forma desmesurada, y no es que yo esté en contra de ello, sino del modo y forma en como se ha desarrollado. Aprovechando una burbuja inmobiliaria, unos bajos tipos de interés y unas enormes ganas de dar el pelotazo, los constructores-promotores de viviendas han hecho su agosto hasta la saciedad, incluso convirtiendo en viviendas lo que eran trasteros o buhardillas... engañando así a la Administración, sin que ésta nada hiciera por impedirlo.
Ya nadie dudaba qué hacer con sus ahorros, todos a comprar ladrillos, sin importar el precio, los años de débito, el lugar o la forma.
Y de pronto, como por sorpresa también, explota el globo, el chollo inmobiliario de los constructores-promotores y de los especuladores... que soñaban con su pelotazo particular, y que algunos, en parte, hicieron realidad a costa de los que realmente necesitaban vivienda.
Suben las hipotecas y ya todo el mundo desea vender rápidamente, eso si, resintiéndose a bajar los precios, que de forma inevitable, van bajando y bajando, porque el "tío Paco" ha llegado con las rebajas para poner a cada uno en su sitio, sobretodo a los especuladores y a los constructores-promotores insaciables.
Y ahora los promotores-constructores se pagan sus propias hipotecas de los pisos sin vender... y por doquier se ponen carteles de "se vende".
Así que, cientos de pisos sin dueño y sin inquilino, se adivinan vacíos por todas partes, urbanizaciones "con piscina", pisos de lujo... compuestos y sin novio.
Es la ciudad fantasma, la ciudad de los pisos vacíos, sin habitar, de las urbanizaciones en precario, donde no se puede poner en marcha el ascensor, porque aún no se ha podido constituir la comunidad de propietarios...
Aquí no hay sitio para nadie