martes, 17 de diciembre de 2013

ME PERMITO TRANSCRIBIR UN TEXTO DE ARTURO PEREZ REVERTE Como siempre, Arturo ha estado "sembrado"... este hombre cada vez que habla, como suele decirse, "lo borda"... : Ah! He tenido bastante tiempo abandonad este blog, en adelante tal vez lo utilice con mas frecuencia. Saludos. PEREZ REVERTE EN SU TWITER. LA DICTADURA DE LA CASTA. CORRUPCION "LEGAL" DEL BOE (NACIONAL, AUTONOMICA,Y MUNICIPAL). EXPOLIO DEL CIUDADANO " La Cultura , la Educación , la Sanidad , las clases altas, medias y bajas, expoliadas. Y el disparate administrativo-político-autonómico, ni tocarlo. A ver si lo he entendido, señor presidente… Hasta por morirme debo pagar un 21 %... Señor presidente. ¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)? ¿Para qué sirven 350 diputados y 54 eurodiputados? ¿Nos apañaríamos peor de lo que estamos con la mitad? ¿Me lo dice en serio? Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15 asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes? ¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de Letras. En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sanguijuelas y sanguijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia , a la Sanidad , a la Educación , a la Cultura , al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente incompetente? A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios casi privados (o sin casi) con dinero público. El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras. Treinta años engordándolos con nuestras imbecilidad y abulia política. Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía... Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso. Esos políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes. Impunes, todos. Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea, cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es insostenible. Cuando alguien diga, señor presidente, mirándonos a los ojos, “voy a luchar por un gran pacto de Estado con la oposición. Me voy a cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola, adecuándola a lo real y necesario. Voy a desmontarles el negocio a todos los que pueda. Y a los que no pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible. Aquí hay dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo, dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla. Y el que quiera entrar en política para servir al pueblo, que se lo pague de su bolsillo”. Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el Psoe lo es de la suya. Ese toque de jacobinismo es ya imposible. Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor presidente: NO HAY COJONES. Seguirán pagándolo los mismos, cada vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio autonómico beneficia a demasiada gente. Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada, con cinco millones de parados, lo que no se atreven a cargar sobre sus desvergonzados socios y compadres. Seguirá haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados. Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles. Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones lingüísticas, embajadas y golferías autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí. Lo escribía el poeta Cavafis en “Esperando a los bárbaros”. Quizá los bárbaros traigan una solución, después de todo. Para esto, que nos invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al carajo y el Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan. Recristo. Qué a gusto me he quedado esta tarde, señor presidente". "Yo sí llego a fin de mes. Pero hay demasiados que no llegan". "Mi único partido político fiable es una biblioteca. Más gente debería votar por ellas". "Pues fíjese que no creo que el problema sea de demasiados funcionarios. Lo creo más bien de clientelismo bajo cuerda". "Todos esos compadres y amiguetes pasándose créditos, contratos y privilegios unos a otros al socaire del cargo o el escaño". "No pretendo nada con esto, pero quedarse callado teniendo voz para blasfemar sí es una vileza. Por los que no tienen". "Sería más cómodo estar callado y vender novelas. Pero entonces me daría mucha vergüenza cuando me preguntaran por qué me callo". Declaraciones de Arturo Pérez Reverte ayer en su twitter. Compartid! NO TIENE DESPERDICIO MI RESPETO Y CONSIDERACIÓN A PÉREZ REVERTE

miércoles, 28 de agosto de 2013

LA FERIA DEL 69. El día después. Aquella tarde calurosa de verano, hartos de jugar en el huerto de la casa de mi abuela, nos salimos todos a la calle. Atado a una de las ventanas estaba el burro de mi tío Agustín, a cuyos lomos aupamos sin pensarlo a mi primo Luis, el más pequeño. Una palmada a sus ancas fue suficiente para poner el burro al trote, sin entender bien el peligro de aquella inocente broma. Mi tía Manuela, alertada por nuestras risas y todo aquel jolgorio, acudió al auxilio de su hijo, que cabalgaba sobre el burro llorando a pleno pulmón. Unos y otros desaparecieron de la escena, y no tuve más remedio que asumir mi culpa. El castigo que intuía iba a repercutir en las fiestas del pueblo, y para que no pasara a mayores, tuve que recurrir al refugio de las faldas de mi abuela, siempre dispuesta a mediar en nuestros conflictos y a defendernos incondicionalmente; a pesar de todo, me quedé sin cabalgata de gigantes y cabezudos, sin el bombero torero y otros festejos. Nada de eso me importó. La cabalgata había dejado de gustarme, ya hacia tiempo que había iniciado un punto de inflexión en mi incipiente adolescencia. Todo empezaba a parecerme aburrido, vulgar, ajeno, ridículo e infantil. El castigo venia a reafirmar mi rebeldía y mi inconformismo, como una nueva actitud ante la vida. Mientras las fiestas seguían su curso, y sin nada mejor que hacer, ese día decidimos bajar a la Fuente de la Corregidora a bañarnos en su alberca, cuyo fondo fangoso impregnaba toda el agua de un gris turbio en nuestro chapoteo; no gustaba nada a los hortelanos nuestra presencia, porque ya habían sufrido mas de una vez algún pequeño expolio en sus hortalizas, especialmente en frutales, así que lo hacíamos furtivamente, aunque nunca en silencio. Aquella tarde se encontraban en la Fuente mis primas, acompañadas de una nueva amiga, vecina de la calle, que había venido a pasar estos días con sus familiares. No pude dejar de mirarla, su nombre, Isabel, retumbaba en mi cabeza como diana floreada. Hicimos amistad desde aquel momento, en cuyo preciso instante, acababa de empezar la feria para mi, aunque ya hubieran pasado algunos días desde su inicio. Imposible olvidarla. Sus ojos claros, su pelo negro, su leve sonrisa y su manera distinta de hablar, tímida y elegante a la vez, fueron suficientes para provocar una espantada de mariposas blancas en mi estómago. Su mirada había iluminado senderos sin retorno, oquedades inexploradas hasta entonces, y el arco iris aparecía en todo su esplendor, con otras melodías que surcaban los aires derrochando color y alegría. Brotaban alas de mis brazos, y podía alzar el vuelo con un sencillo soplo de su aliento. Me hablaba, me contaba cosas de su barrio, de su colegio, cosas sencillas de su vida, pero yo no oía nada, solamente la miraba, solamente la presentía como un espectro liviano y volátil, inalcanzable en el avatar de un sueño obstinado. Nos vimos al día siguiente y al otro. Le enseñé todos los rincones más bonitos del pueblo, el castillo, las murallas, la Fuente de la Canal, la calle del duende y los miradores. Subimos incluso hasta lo alto de las Torres Oscuras, desde donde se podía contemplar una amplia panorámica de todo el pueblo, incluso hasta el valle del Guadalquivir, mientras el viento ondeaba su cabello que ella se recogía una y otra vez para que no le tapara los ojos y su rostro. El tiempo pasaba volando desde entonces, y las calles las veía iluminadas con otro color distinto y con otro sentido al que hasta ahora las percibía. Se había destapado el tarro de las esencias, y todo había quedado impregnado de una melodía que solamente nosotros podíamos escuchar. Las fiestas iban llegando a su fin, al igual que su partida, que seria al día siguiente. Habíamos estado por la noche en el cine de verano y luego nos sentamos en un banco de la plaza de la Santa Cruz mientras escuchábamos la música de la verbena que allí mismo se celebraba. Como ya era muy tarde, la hora del alba estaba al llegar, y no tuve otra ocurrencia que sugerirle asomarnos al mirador del parque para ver amanecer, antes de la despedida. Corrimos hacia el lugar, con la sensación de que algo bueno y único podría ocurrir, y nos situamos de pie al mismo borde del talud, frente al abismo oscuro de las sombras de la noche, con nuestras miradas puestas en el punto cardinal exacto, a donde ya se adivinaba un ínfimo resplandor. Nos quedamos en silencio, expectantes, impertérritos, como asomados al balcón de la vida o del mundo, en un extremo inalcanzable e infinito, esperando la salida del sol, abocados a un nuevo día cuya luz dejaría al descubierto los corazones afligidos de los amantes. Esperamos sin mirarnos y aunque no oímos cantar a la alondra, enseguida empezó a desperezarse la vida. Al primer rayo de sol nos cogimos de la mano de manera espontánea, y todo el escalofrío de la felicidad recorrió mi cuerpo. Lentamente se habría paso el sol sobre los cerros del Este, allá por Santa Rita; en un suspiro ya había amanecido. Nos abrazamos fuertemente un momento; era la señal, la despedida inevitable. Se habían unido en un único instante la alegría y la tristeza, pero su nombre quedaba grabado eternamente en mi memoria. Todo se desvaneció como un suspiro en el desierto, y aquel abrazo estrechaba ahora el aire de la nada, sin poder retenerlo, sin alcanzar a tocar la forma que mi pensamiento daba a su ausencia. La feria había terminado para mí desde aquel instante. Ella se marchó y nunca más volví a verla. Al atardecer cogí mi bicicleta y sin rumbo fijo, descendí por la cuesta de la Vega hasta alcanzar el Cerrillo del Tesoro. Allí me detuve como si toda la soledad del universo la hubiera cargado sobre mis espaldas. La silueta del castillo y de la iglesia parroquial se iban recortando en el horizonte, también las casas y los árboles, y sobre el Condado se recostaba la oscuridad. Ya de noche, los fuegos artificiales iluminaban el cielo limpio y claro de Sabiote. Se estrellaban en un punto perdido los cohetes, y caían lágrimas de colores sobre los tejados, que a mi me parecía lluvia ácida que rezumaba de un profundo desconsuelo. Se marcharon todos, los carruseles, los puestos de juguetes, las carpas de los churros y los forasteros. Perdido en alguna esquina de la calle de los Portones había quedado un puesto de turrón que parecía resistirse a marcharse, sin querer asumir su propio destino. Las luces ya no adornaban las calles y algunas guirnaldas y banderitas de papel que habían decorado la verbena, aparecían pisoteadas por el suelo y arremolinadas en los rincones sucios de las esquinas, y la rutina volvió a marcar el ritmo del vecindario. La calle de la feria parecía aún mas solitaria que de costumbre, y tenía el mismo aspecto que un campo de batalla ancestral, en un absoluto abandono y miseria, en donde solamente resuenan humeantes los gritos de la tristeza y los lamentos anónimos que brotan del interior de los corazones derrotados. Todo había acabado. Nuevamente volvimos a jugar en el huerto de la casa mi abuela, donde siempre nos quedaría la higuera, siempre la higuera.

viernes, 24 de junio de 2011

DESDE UNA HABITACIÓN

Desde una habitación del hospital descubro cada día la luminosidad del amanecer. Las noches se hacen largas, casi interminables, y, unidos de la mano, descabezo el sueño a trompicones, entre pensamientos tristes y alucinaciones llenas de cansancio.
Oigo algo lejano el llanto de un recién nacido, que ahora me sabe a gloria, y que siempre creí algo odioso e insoportable. Llora un niño que ha llegado a la vida y en su llanto siento a la vida misma, a la alegría de un despertar pleno de ilusiones, un futuro repleto de esperanza, y en casa beso que recibe en sus rojizas y rechonchas manos, un infinito deseo de paz y felicidad.
Observo como cae la gota y sube la burbuja en el suero. Un movimiento mil veces repetido y constante, silencioso y que no deja de sorprenderte, de tenerte en vilo. Otra gota, otra mas… y tu, casi hipnotizado, te impregnas de deseos que nunca has realizado, de proyectos en borrador, de ilusiones y esperanzas.
No, no quiero mirar el reloj, no quiero saber qué hora es en cada minuto de una noche ácida. Solo quiero coger tu mano mientras duermes, velar por tus sueños y esperar que llegue el “Ángel de la Guarda” para tomarte la tensión o para decirte buenas noches.
Desde una habitación, a través de su ventana, veo cada día un nuevo amanecer, un cielo despejado y limpio, y descubro sensaciones nuevas que estaban adormecidas, ilusiones, sueños y esperanzas que nos dan razones para vivir con intensidad la brevedad de lo pasajero.

(diario de un auto-stopista)

jueves, 6 de enero de 2011

EL MUÑECO DE PELUCHE


(DIARIO DE UN AUTO-STOPISTA)
EL MUÑECO DE PELUCHE

Otra vez a vueltas con los reyes magos. La tarde del día 5 tuve la ocurrencia de entrar con mi amigo Pepe Madrid en los grandes almacenes de nuestra ciudad, con el único propósito de sentirme desestresado con la observancia del río de gente que se agolpaba en los pasillos, en los aparcamientos y en las cajas para pagar sus compras de última hora.
Es un ejercicio que me resultó hasta relajado, pues mis deberes ya estaban hechos, no tenia nada pendiente que comprar, nada de qué preocuparme, solamente ver y observar a los rezagados pajes de sus majestades, ultimando sus regalos, las compras que se hacen ya a toda prisa, llenas de impaciencia y estrés, y hasta con el agravante de que ya no encuentres el obsequio que te habían encargado.
Y luego la cabalgata tan esperada por los niños. Vuelan los caramelos y todos tenemos la tentación de agacharnos al suelo y cogerlos como las aceitunas bajo el árbol, a dos manos, aun a riesgo de ser pisoteados y empujados e incluso entablar una breve disputa por ver quien se lleva un caramelo a su bolsillo; hasta tenemos la tentación de llevar una bolsa de plástico para llenarla de esas golosinas. Hay quien se lleva el paraguas para recoger mayor cantidad. Una vez nuestro bolsillo lleno, ya parece que no nos hacen ilusión, ni nos los comemos. Se quedarán en algún cajón o terminarán directamente en la basura pasado el tiempo.
Me satisface ver que en esta ocasión el seboso Papa Noel no pinta nada, nadie se acuerda de él, y casi queda relegado al recuerdo de un año ya pasado, no lejano, pero pasado al fin y al cabo.
La noche será larga para algunos, breve para otros, pero sobre todo, llena de impaciencia para la gente menuda. En esta ocasión no quiero referirme a la doble cara de una fiesta, que siempre está presente, según hacia donde mires. Esta vez quiero ver las cosas del modo mas sencillo posible, de la forma mas ingenua, como si todo fuera de verdad.
No vamos a esperar mas, abre tu también el regalo, desenvuelve el paquete, desprecinta el envoltorio y vive la ilusión. No importa que no te haya traído lo que pediste, lo que ilusionabas, lo importante es que vivas igualmente tu trocito de felicidad de esa tarta que habría que compartir.
Mi hija, que ya con sus 20 años es toda una mujer, y mi hijo, me han dado el mayor regalo, y eso que a mi no me gustan las sorpresas. Ella recibió un muñeco de peluque que su hermano le regalaba en una enorme caja de cartón. Recibió otros regalos, pero ese muñeco despertó en ella una inmensa ilusión, como si se hubiera transportado a sus 5 años de edad, con la vitalidad propia y la carita llena de felicidad abrazando a su muñeco. Yo pensé entonces qué lecciones nos da la vida; no hace falta gastar mucho dinero, ni buscar sofisticados regalos. Ni un mp3, ni un móvil, ni un ordenador, ni una play-station ni nada de eso. A veces la felicidad está en las cosas mas simples, casi siempre en las buenas intenciones y en los buenos sentimientos, y casi nunca en lo material, que llega a ser en muchos casos una excusa, una máscara, una tapadera para ocultar la parte mas oscura de nuestro ser.
Me emocionan las cosas sencillas.

Francisco Javier Torres López

jueves, 9 de septiembre de 2010

PUTIFERIOS

De unos años a esta parte han ido proliferando las llamadas fiestas de barrio. No dudo que haya barrios con solera, con tradición, que desde muy antiguo se les conozca algún tipo de celebración, algún festejo religioso, como el procesionamiento de su Virgen, de su Santo parroquial preferido, e incluso algún festejo de tipo profano.
Yo aún recuerdo cómo se engalanaba una conocida calle, la Cruz Verde, y su fuente pública, la Fuente de la Santa Cruz, y las vecinas aportaban sus macetas y sus flores más vistosas para ese día. La gente del pueblo acudía a ver esa fiesta sencilla, a la que, con el tiempo, se le añadieron un puesto de churros y poco más.
También recordamos las hogueras de San Antón, que cada cual, según sus posibilidades, encendía en plena calle, junto a su puerta. Era un jolgorio chiquillero visitar hoguera tras hoguera, mientras se nos permitía fumar cigarrillos de “matalahúva”. Aparecieron ya mucho más recientemente en nuestras calles las fiestas de las cruces de mayo, de gran tradición en otras poblaciones.
Y en fin, también recordamos algunas fiestas de barrios como la de la calle Valencia o la del Barrio de San Pedro, ya más evolucionadas y complejas, con carruseles, bares portátiles y hasta el tren de la bruja.
Y así, con el paso del tiempo, cada barrio, cada calle o cada urbanización o cada plaza han ido reivindicando su fiesta, con o sin santo, previa formación de la asociación de vecinos correspondiente.
Las asociaciones de vecinos han estado amparadas y apoyadas por las formaciones políticas municipales, y no por casualidad, ni por altruismo, ni por comprobar las necesidades vecinales que deban ser atendidas. Nada de eso; se trata solamente de hacer graneros de votos, invertir en barriadas para obtener beneficio electoral. Lo malo es que la inversión en asociaciones vecinales solamente consiste en pagarles un local donde reside la sede, los recibos del agua y la luz y controlar sus actividades. En algunos de estos locales se han llegado a instalar bares sin licencia alguna, que han dado más de un disgusto a la competencia.
Lo sorprendente, a pesar de todo, es que muchas de estas asociaciones vecinales, o la mayoría, están conformadas con una absoluta minoría de vecinos que son socios y pagan su cuota. Los demás no quieren saber nada de asociaciones y aún menos del pago de cuotas.
Pero eso es lo de menos, aquí lo importante es que cada barriada, cada plaza, cada urbanización, cada calle e incluso cada colegio ha configurado su calendario de fiestas veraniegas, y ha dispuesto lo necesario para celebrarlas. Evidentemente nada es gratis, porque con las cuotas de los escasos socios no se cubre ni la cartelería; para los gastos ya está el Consistorio, es decir, las arcas públicas, es decir, nuestros bolsillos.
Aun en época de crisis, no hay miedo ni recortes presupuestarios. Donde peligre el granero de votos, no se escatima un céntimo. Así que, sumemos gastos: hay que montar y desmontar un escenario, la barra del bar, una carpa, instalar luces y pagar su consumo, alquilar equipo de música potente, cartelería, megafonía, y todos los sueldos que supone el despliegue de empleados públicos para que todo esté dispuesto, amén de la subvención que la asociación percibirá para el tinglado. Y así para cada fiesta o celebración, sumemos y serán unos cuantos millones de pesetas, por lo menos.
Y una vez puestos en faena, no sabemos bien a quién beneficia todo esto, a parte lógicamente de la cuestión electoral ya referida, porque si asomas los bigotes por alguna de estas fiestas, no hay mas de “cuatro Kikos y un Bastián”, que suelen prolongar su fiesta hasta altas horas de la madrugada, sin rubor alguno, con la música a toda potencia y molestando a los vecinos que queremos descansar.
Véase, a modo de ejemplo, la fiesta del barrio de la Plaza de Palma Burgos. Cada año tienen que montar el famoso escenario de forma itinerante, para ir molestando por etapas a los vecinos que les toque. Si te toca un año, te fastidias, al fin y al cabo te auto-consuelas pensando que solamente durará el suplicio un fin de semana, y que son las fiestas de tu barrio, que para eso te lo mereces. Te asomas al balcón y efectivamente compruebas que la asociación, a la que no perteneces ni quieres pertenecer ni tu ni casi nadie del barrio, te ha montado unos altavoces potentes para que se oiga bien que alguien está de fiesta, se supone. Alguien querrá beneficiarse de esto, tal vez algún negocio, algún bar, algún supermercado, alguna guardería… quien sabe. Pero seguro que detrás de todo esto alguien está moviendo los hilos, no os quepa duda.
Y a veces, cuando piensas en todo este rosario de festejos, en todas estas “asociaciones”, a las que no les afecta la crisis, se te ocurre formar una anti-asociación vecinal que te defienda de los que manejan los hilos, de los que no piensan en ti ni en el barrio, ni en conservar las tradiciones ni en fomentar la cultura, sino en sus propios negocios o prebendas, en sus beneficios y en lo que les han prometido que percibirán por manejar el cotarro. Una anti-asociación vecinal que nos proteja de las incomodidades de calles cortadas por escenarios itinerantes y de las tremendas molestias que supone suportar el ruido de la música o de los chistes graciosos del chistoso de turno, que vocifera a altas horas de la madrugada, ante cuatro “Kikos y un Bastián”, eso sí, con todas las bendiciones concedidas por nuestra administración.
Alguien dormirá satisfecho pensando que nos da circo, aunque no pan, y que nos hace felices a todos con cada fiesta, que disfrutaremos todos con gran ilusión y alegría.
No importa el coste, ni se escatima en gastos. Los votos es lo importante. Y mientras bebemos y reímos, se ve que a la asociación correspondiente poco le importa si sus calles están llenas de baches, si hay zonas vedes, equipamientos culturales y deportivos, si nuestro entorno es agradable para vivir, y si nuestros hijos tienen actividades adecuadas y un futuro esperanzador.

domingo, 10 de mayo de 2009

NUESTRO NAZARENO EN EL RECUERDO

PREGÓN DE SEMANA SANTA OFRECIDO POR D. GINES TORRES NAVARRETE, EN LA IGLESIA PARROQUIAL DE SABIOTE, EL PASADO 20 DE MARZO DE 2009

CONTIENE IMPORTANTE DOCUMENTACIÓN SOBRE EL MISERERE DEL MAESTRO DON VICTORIANO GARCIA, como no podia ser menos, tratándose de nuestro historiador por excelencia, Hijo Predilecto de la Villa de Sabiote y adoptivo de las villas de Torreperogil y Ciudad de Úbeda.
Cronista Oficial de las Villas de Sabiote y Torreperogil

NUESTRO NAZARENO EN EL RECUERDO


CONTENIDO DEL PREGÓN:

Mi querida familia, Otra vez con vosotros, otra vez entre vosotros para disfrutar y compartir de la presencia del Dios hecho pan y de la imagen de este Dios que nos cautiva y enternece. Hablaros de nuestro Dulce Jesús y de nuestra relación con El nos lo han puesto difícil los pregoneros que nos han precedido, pues ellos con su fácil palabra y sus profundos conocimientos nos deleitaron. Nosotros por el contrario recurrimos no a la palabra salida de una inteligencia cultivada, sino de un corazón tierno y sentido que será el que os hable con la confianza que me dais al ser los míos, mi familia, y en familia vamos a contar lo que sabemos y sentimos,

Espero seáis condescendientes con mi torpeza involuntario lamentando no poder duros tanto como merecéis y hubiésemos deseado, tratando de ser ameno para desde ahí haceros grato este charla que no pregón.

Y adentrándonos en el tema comenzaremos remachando que la devoción de Sabiote a Nuestro Padre Jesús Nazareno, Padre de esta villa muchas veces milenaria habrá que buscarla muchos siglos atrás, pues ya en el año 1550 existía una Cofradía de Hermanos de Sangre, según una nota adjunta hallada en un protocolo notarial del escribano público de nuestro pueblo, Antón López. En ella se dice que el priostre o Hermano Mayor de la Cofradía, a la sazón Hernán Antolino, pasó a Úbeda a comprar del cerero Miguel Millán, cincuenta y cuatro hachones de esperma para la procesión del paso. Ello nos confirma que en 1550 la Cofradía de Jesús contaba nada menos que con cincuenta y cuatro hermanos cuando nuestro pueblo solo tenía algo más de mil quinientas almas.

Por aquel entonces era capellán de nuestros nazarenos el presbítero beneficiado de nuestra parroquia don Francisco Gómez. A partir de aquí, las noticias de esta Cofradía en los protocolos notariales son casi nulas, dado que carecía de bienes tanto en propiedades rústicas como censos.
El hecho era un tanto a su favor ya que al carecer de re¬cursos económicos, los cofrades de Jesús centraban sus actividades en torno a los cultos tan austeros como llenos de entrega, espiritualidad y entusiasmo.

Tan pobre llegó a ser nuestra Cofradía como el Jesús que nos nace en
Belén, y fue tan pobre y tan pobres sus cofrades que la lámpara que ardía día y noche en su altar de Santa María, era alimentada en base a los cientos de panillas de aceite y alguna que otra alcuza o alcuzones que a Jesús ofrecían sus numerosos devotos, los más de ellos de humilde condición.


NUESTRO PADRE JESÚS, INQUILINO ILUSTRE DE LAS MOJAS

Sabido es que desde el inicio de la devoción a Jesús con la Cruz acuestas, el lugar de veneración fue la Iglesia de Santa María a cuyas campanas privilegió el Santo Rey para que la Villa rigiese con sus toques su rutinario vivir. Toques mañaneros anunciando el amanecer, toque del Ángelus que seguían los labriegos destacados en sus tajos, los de vísperas, oración. animillas, ánimas bien entrada la noche, y aquellos toques de rigor que fueron el del comienzo de las faenas y el que anunciaba el cese en el trabajo. De la función de las campanas de Santa María es fiel vocero el Fuero de Sabiote, manual de buen gobierno que debemos a San Fernando.

Cuando las Carmelitas Descalzas se posesionan de la vieja Iglesia de Santa María en 1584, los dos altares con mayor carga tradicional y devocional eran el de Nuestra Señora de la Soledad y el de Nuestro Padre Jesús, que en la cesión del obispo Sarmiento de Mendoza a las Carmelitas, entre sus cláusulas figuran que las monjas no podían señalar nuevos altares a las imágenes de la Soledad y de Jesús y al mismo tiempo se obligaron por siempre jamás a que sus cofrades tuviesen libre acceso el templo para venerar a sus titulares y celebrar tantos cultos como los mismos considerasen según sus estatutos o fuera de ellos.

Y ellos fueron aquellos humildes cofrades curtidos por la lluvia y por los soles, los que dotaron mucho antes que las Carmelitas tomasen posesión de la Iglesia de Santa María, los que a su costa y con sus sudores personales pavimentaron el cuerpo de iglesia con macizas losas de piedra jabaluna extraídas de nuestras canteras del Coso, y ellos fueron los que privándose de lo necesario, dotaron a nuestra iglesia de recios bancos de madera que en carretas trajeron de la Sierra de Castril para que sus cofrades y los fíeles siguiesen los divinos oficios devotamente.

Pero lamentablemente, las religiosas fueron exclaustradas de nuestro Convento en 1836, aunque la ornamentación del cuerpo de iglesia quedó intacta. Las religiosas solo pudieron arrancar de la Junta de Desamortización llevarse consigo sus imágenes de culto privado, archivo y breviarios. Santa María fue hogar para Nuestro Padre Jesús cien años más en que del mismo no quedó ni rastro: solo vaga por ahí una antigua fotografía de aquella joya perdida, que la codicia de alguien retiene egoístamente privando a las gentes de nuestro pueblo de conocer como era el Padre de Sabiote, nuestro Dulce Jesús de Nazaret. Era, recordamos muy vagamente una imagen de una gran dulzura y majestad, impresionante y expresiva con su rostro dolorido y compasivo que conquistaba a los corazones más endurecidos. No sabemos porqué en cada uno de nuestros pueblos, la imagen de Jesús con la Cruz acuestas arrastra, cautiva y enternece, y decimos mal al afirmar que no sabemos porqué Jesús atrae y atrapa a todo el que a su paso contempla a un hombre inocente humillado con un pesado madero sobre sus frágiles hombros, azotado y escarnecido. La cosa es bien sencilla: nos conmueve y nos llena de pesadumbre ver a todo un Dios ten escarnecido y maltratado solo por amar a los hombres hasta derramar hasta la última gota de su sangre preciosa para abrirnos las puertas del más allá, Solo así nos explicamos porqué el amor puede más que el sufrimiento, la vejación o la negación.

Confesemos que al paso de Jesús, el alma se nos cae a pedazos y sentimos verdadera envidia de Simón de Ciriné, arrimando el hombro para junto al Dios vilipendiado cargar con las culpas de una humanidad desentendida con el que más lo necesite. Y esa envidia que sentimos del Cirineo podemos mitigarla abriéndonos a los demás, ayudando a las personas desvalidas. Podemos servir de Cirineo caminando junto a los ancianos, que anclados en el viejo sillón de los que entes fueron espera su paso a mejor vida.

Llevar la Cruz con Jesús es también asistir a los enfermos confortarlos en sus sufrimientos, ayudar el débil sacándolo de una situación calamitosa ayudando al que sufre. Es esta la única vía para sacudir la envidia que sentimos viendo el Cirineo con el gran privilegio de caminar compartiendo la pesada carga del Dios que sufre amando.

Duro es ver caminar a Jesús con ese áspero y rudo madero que aplasta y oprime que agobia y hace caer en tierra una y otra vez al Dios del amor y del perdón. Esa es la Cruz de Jesús, la Cruz de los hombres no tiene aristas ni forma física, no se ve, no se palpa pero deja abatidos a los que calladamente saben sobrellevar las múltiples penalidades que la vida pone en el camino. Otras cruces que no vemos son las que en silencio llevan sobre sí otras gentes sobrecargadas de carencias y de calamidades: a estos les cuesta llevarla pese intentar imitar a Jesús no dejándola a mitad de camino de su propio Calvario.

Muchos de nosotros intentamos dar de lado o nuestra propia Cruz que siempre consideramos más pesada que la de nuestros semejantes. ¿Que sabemos nosotros cuan dura es la Cruz de los demás? Y mirando para otro lado quisiéramos romperla y destruirla, despegándola de nuestros hombros para cargarla sobre otros hombros más débiles y sufridos,

La Cruz de Jesús debe servirnos como modelo, no contemplándola como vil tormento ni patíbulo cruel, ni tampoco como instrumento de muerte.

Veámosla mejor como trofeo de la cruel batalla que libramos en nuestro duro caminar por la vida, y que ella nos sirva como a El le sirvió de dura escalera hacia la resurrección.

Jesús debe ser para todos un ejemplo a seguir: sobre su cabeza elevaron corona de punzantes espinas sin siquiera quejarse, pues más le dolieron las burlas, los insultos y la negación de los suyos. Por cetro le asieron una caña, por manto una túnica arapienta, le pegaban, le escupían y atado a una columna lo azotaron brutalmente. Y en aquel estado de Dios humillado, se dejó clavar en la Cruz que sirvió de patíbulo y allí nos redimió.

Un año y otro año, así durante siglos, nuestros nazarenos se azotaban sus espaldas y nuestras nazarenas cargaban sobre sus hombros sus cruces que guardan en sus hogares como un tesoro para tras del Sermón del Paso, llevarlas sobre sí las más de las veces en cumplimiento de una promesa que muchas de ellas hacen de por vida. Pronto nos llegará el Viernes Santo y otra vez Jesús volverá a recorrer nuestras calles arrancando a su paso miradas tristes y perdidas cargadas de lágrimas y de dolor, Jesús impone, Jesús consuela, Jesús nos hace fuertes y nos emociona cuando muy de madrugada lo vemos cruzar las puertas de Las Monjas para mostrarnos el camino que conduce a la resurrección. Y es ese el momento cumbre de nuestro austero Viernes Santo cuando a los acordes de nuestro Miserere Jesús enternece y emociona al más duro de los corazones. Y ahora, dejando a un lado al Dios que lleva cargando sobre sus hombros más de dos milenios la Cruz que eligió, nos vamos a centrar en la historia de cuando nace nuestro Miserere, de manos de quien y para quien se instrumentó Para ello se hace imprescindible conocer a los personajes que hicieron posibles tan sentidos acordes, los que hacen brotar de los presentes un mar de lágrimas.

Era ya muy avanzado el año 1860 cuando el entonces Prior de Sabiote don Manuel Segundo Jurado, hace gestiones para dotar a nuestra parroquia de un hábil organista capaz de arrancar de aquel grandioso órgano del Siglo XVII y de aquellas partituras de sabe Dios cuando, impresas en gigantes pergaminos aglutinados en voluminosos libros corales, las notas más solemnes que enriquecían nuestra liturgia.

Don Manuel Segundo realizó continuadas gestiones para lograr su propósito y fue en la musical Játíva donde nuestro Prior halló lo que buscaba: un músico espiritual y experimentado que a su vez fuese un hombre ejemplar y de intachable conducto. Y así fue cómo llegó a nuestro pueblo don Victoriano García Hernández, vecino de la ciudad de Játiva donde ejercía su profesión. Pero como a la hora de escudriñar nuestro pasado nunca sentimos pereza, nos centramos en la búsqueda de los orígenes de aquel genial artista que iba a dar para los nuestro, o mejor de su arte y que iba a convivir con ellos formando una familia cuya prole seria bautizada en la misma pila que nosotros.

Don Victoriano García "El Viejo", había nacido en la ilustrada ciudad de Salamanca el año 1833. Sabemos que su padre fue don Francisco García natural de Valladolid y doña Rosalía Hernández, natural de Salamanca.

Cuando don Victoriano contaba 25 años, es decir en 1858, pasa a Játiva Valencia para ejercer su profesión de profesor de música. Apenas se establece en Játiva allí enamora casando en la iglesia de San Felipe en 1859 con doña Carmen Alonso de aquella iglesia parroquiana, de la que sabemos fue hijo de don Vicente Alonso y doña Vicente Port, ambos de Játiva.

Siguiéndoles los pasos vemos que el 6 de junio de 1860 les nace su primer hijo al que al ser bautizado en San Felipe se le impuso por nombre el de su padre. Don Victoriano "El Viejo" carga los bártulos y con su esposa e hijo de pocos meses y su ágil batuta llega a Sabiote. Y aquí le sobreviene el primero de sus contratiempos, pues con solo 19 meses en nuestra villa fallece el 14 de mayo de 1862 el pequeño Victoriano. De él solo nos queda registrada su partida de defunción.

Pero el año 1862 fue un año clave para la familia García Alonso. Si en mayo fallece el pequeño Victoriano, el 20 de octubre del mismo año les nace en Sabiote la tercera de sus hijos, a la que le impusieron por nombre María como a su madre María del Carmen. De ella guardemos su partida de nacimiento que hace el número 3.413 de nuestro Registro Civil Viejo. Y en nuestra pertinaz búsqueda del dato, nos topamos con el hogar de aquel ilustre organista: don Victoriano y los suyos vivieron primero en la calle de Las levas, hoy Canónigo Utrera, y más tarde, buscando quizá la cercanía a nuestra parroquia lo vemos vecino de la calle de la Plaza, que no es otra que la hoy José Molina. No es de extrañar que nuestro ge¬nial músico buscase la proximidad a la Plaza de Abajo donde como organis¬ta estaba a dos pasos de la iglesia y como Director de nuestra Banda de Música se hallaba frontero a las Casas Ayuntamiento o de Cabildo donde de uso y costumbre ensayaban nuestros músicos.

Y por más que lo podamos intentar, perder el rastro de don Victoriano no es hacedero, pues frecuentemente los expedientes matrimoniales de la época conservados en el Archivo Diocesano de Jaén, aparece como testigo en calidad de organista el bueno de don Victoriano junto al sacristán mayor de entonces Pedro Carmona Navarrete.

Durante treinta años vivió y ejerció en Sabiote don Victoriano hasta que en 1890 pesa a la villa de Almadén como profesor de música quedando en Úbeda su hijo don Victoriano "El Joven".

Poco tiempo deleitó con su música a los vecinos de Almadén, pues el día 24 de febrero de 1893 a las tres de la tarde falleció el genial compositor en la calle Mayor de San Juan.

Del paso por Sabiote de don Victoriano "El Viejo" algo nos ha quedado: Dejó Innumerables amigos y fue padrino de bautizo de Victoriano Páez Almenara y de Victoriano Campos Campos (hermano de nuestro recordado Silverio) a los que impuso su nombre, siendo hijos ambos de dos grandes músicos sabioteños directores ambos de las bandas que entonces existieron en nuestro pueblo, llamados Eduardo Páez y José Campos.

Digamos como dato curioso que en 1684 nos azotó una tremenda sequía, los nuestros hicieron rogativas a San Ginés y en acta capitular de nuestro Ayuntamiento de 31 de marzo nos dicen textual: “Del mismo modo acordó se paguen doce pesetas y cincuenta céntimos a Don Victoriano García para pago de la música que por cuenta del Ayuntamiento asistió a la rogativa del Patrono San Ginés el retornarlo a su ermita".

Nunca nos censaremos de alabar le piedad de las gentes de nuestro pueblo, pues en el cabildo de 30 de junio de 1884, el Ayuntamiento mando pagar a don Victoriano como Director de la Banda por su asistencia a fiesta en honor a San Pedro, titular de nuestra parroquia, nada menos que 14 duros. Y siguiendo las huellas del autor de nuestro Miserere temas no nos faltan.


EL LUGAR DE NACIMIENTO DE DON VICTORIANO “EL JOVEN”

Mientras en la partida de casamiento de don Victoriano García Alonso, Registro Civil de Úbeda de 2 de junio de 1900, se nos dice que fue natural de Játiva, en la partida sacramental de San Isidoro de igual fecha se insiste en ser natural de Játiva. En ambos documentos se dice que don Victoriano tenía 29 años lo que hace que lo dieran por nacido en 1871, siendo la realidad que nació el 29 de septiembre de 1870.

Contradictoriamente en, "El Ideal Conservador" de Úbeda nº. 113 de 19 de enero de 1900, dicen que: "Nació en Úbeda, fue hijo de un maestro, se crió entre apuros… es rubio y frío como un ruso y perezoso y somnoliento como un moro. Valdría más si se distrajera menos..."

El autor de esta semblanza biográfica comete tres errores de bulto: Don Victoriano ni nació en Úbeda ni fue hijo de un maestro de escuela entendemos, ni se crió en apuros.

Igual error comete la persona que notificó el fallecimiento de don Victoriano "El Joven”, dijo ser natural de Úbeda de donde se creyó que era y por donde lo vio ambular más de 40 años.

Pero todavía hay quien refiriéndose a don Victoriano hijo, que su "naturaleza se la disputan las ciudades de Almadén, Úbeda y Sabiote habiendo venido el mundo un dio de templado sol primaveral de 1870 en Játiva, de padre valenciano y madre gaditana". Así se escribe la historia, pues flaco servicio prestan a ésta los que atolondradamente la cuentan torcidamente.

A tan desacertadas afirmaciones respondemos: Don Victoriano hijo no

pudo nacer en Almadén ya que su padre se trasladó allí en 1890, falleciendo tres años más tarde. Tampoco nació en Úbeda como erróneamente figura en los partidas sacramental y civil, pues ni aparece su de nacimiento en el Registro Civil ni en las Parroquias que por fortuna
conservan sus archivos. Descartada, también la ciudad de Játiva, pues el Victoriano García Alonso allí nacido en 1860 falleció en Sabiote, como hemos visto en 1862. Vistos detenidamente los archivos de las parroquias de Játiva, de San Pedro, Ntra. Señora de la Merced Santos Juanes o la Iglesia Mayor Colegial, ni rastro en ellos de nuestro don Victoriano, y menos aún en el Registro Civil de aquella ciudad.

Otro error de bulto del historiador de turno es la afirmación de que el padre de nuestro personaje fue valenciano y su madre de Cádiz, pues en tanto el primero nació en Salamanca, la segunda lo hizo en Jerez de la Frontera.


SABIOTE, CUNA DE DON VICTORIANO “EL JOVEN”

No es gratuita nuestra afirmación Por tal lo tuvieron nuestros padres y abuelos y en lo cierto estaban. Sí sus padres se establecen en Sabiote en 1860 donde residieron hasta 1890, ¿a donde iba a nacer el, segundo de los Victorianos? Ir a dar a luz Doña Fiaría Alonso a Játiva imposible, dada la distancia y la falta de familia en ella que la asistiera. De ahí que resulte negativa la partida de nacimiento en Játiva. Don Victoriano nació en Sabiote donde Sus padres residían, donde había fallecido su hermano mayor y nacido su única hermana.

Nacer en Úbeda no hubo lugar: no tenía familia alguna en ella ni era costumbre hacerlo en hospital alguno y menos ante la modesta economía familiar. Por el contrario los hijos venían el mundo en el lugar de residencia. Por ello, ni rastro alguno tampoco en los archivos de Úbeda.

Tampoco existe partida alguna en Sabiote por dos razones poderosas. El Archivo Parroquial se perdió en 1936 y como quiera que el Registro Civil dio principio en 1870, año de nacimiento de don Victoriano, ni fue dado de alta en el Registro Civil Viejo ni en el nuevo, como sucedió con otros muchos niños nacidos en aquel año clave. Pero afortunadamente no se perdió todo, nos quedó un traslado literal de la partida original que guardaba D. Eduardo Páez Zambrana, alumno del Maestro García Hernández que transmitida a su nieto Juan Campos Páez, consta que don Victoriano García Alonso fue bautizado en la parroquia de Sabiote el 10 de octu¬bre de 1870 por el Doctor don Agustín Casado García siendo sus padrinos Pedro Carmona Navarrete sacristán mayor de San Pedro y su mujer María Fernández Martínez, cosa normal dada la amistad que unía el organista al sacristán.

Don Victoriano "El joven" pase a Úbeda en 1890 cuando ya contaba 20 de años donde a partir de entonces hemos hallado hallado noticias en las actas municipales de Úbeda, donde aparece como Director de aquella Banda,


EL MISERERE DE DON VICTORIANO “EL VIEJO”

Queda fuera de toda duda el hecho de la composición del Miserere llevada a cabo el año 1873, siendo dedicada a Nuestro Padre Jesús de Sabiote. Es una pieza clave del buen hacer del Maestro García Hernández, fruto de sus continuados ensayos en nuestro órgano parroquial.

Expoliado el Archivo de nuestra Banda de música, solo hallamos en nuestro Archivo histórico Municipal un inventario de partituras e instrumentos de fecha el 10 de agosto de 1895 y entre sus fondos figuraba una partitura que dice: “MISERERE, marcha fúnebre batería solemne del Maestro García Hernández”.

Don Juan Pasquau en su "Biografía de Úbeda", pag. 547, refiriéndose a esta joya musical y al hijo del autor, don Victoriano “El Joven”, dice que éste “adaptó e instrumentó el famoso Miserere que se interpreta en la procesión de “El Paso”, pero la música de esta delicada composición es original de su padre, que fue también músico".

Sobre la fecha de su composición todos los autores son coincidentes: el año 1873 cuando el autor tenía 40 de edad y avecindado en Sabiote y su hijo que más tarde adaptó a su batuta lo obra cumbre de su padre, solo tenía tres años.

Lástima que la partitura original junto el total del expolio de los fondos musicales de nuestra Banca, muy ricos por cierto según el referido inventario. Mejor suerte ha corrido el "HIMNO A SAN PEDRO", titular de nuestra parroquia, compuesto expresamente para la novena que cada año le ofrecían sus parroquianos. Esta se conserva original en poder de este Cronista, y está fachada y rubricada por su autor en Sabiote el 15 de junio de 1855. En. el inventario comentado figura non el número 554, número que aparece también en la parte superior derecha junto a la Palabra “ÓRGANO”.

Y creyendo haber expuesto modestamente el fervor, el amor y la pasión que Sabiote siente por su Dulce Jesús, su Nazareno del alma y demostrado suficientemente con pruebas contundentes quiera y para quien se instrumentó nuestro Miserere, no quisiéramos finalizar sin antes pediros disculpas por mi torpeza en el planteamiento de éste humilde pero sentido¬
pregón, asegurándoros que he dado todo lo que tenía sin quedarme con nada. Mis disculpas pues porque vosotros sois merecedores de algo mejor.

Gracias al señor Presidente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Primer Dolor, que nos han permitido dar a conocer el fruto de tantas horas de búsqueda y tanto esfuerzo que servirán para que de una vez por todas poner las cosas en su sitio, dando al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Mi gratitud por vuestra paciencia en aguantarnos y como no, por vuestro saber estar y la atención prestada. Como siempre, ya sabéis que os llevo en mí corazón y nada tenéis que darme porque os quiera. Un abrazo.


Ginés TORRES NAVARRETE
Cronista.
Hijo predilecto de la Villa
Viernes, 20 de marzo de 2009

HOS HA NACIDO UN LIBRO

El pasado viernes, dia 8 de mayo en curso, fue presentado en la Parroquia de Torreperogil, "Santa María la Mayor", el nuevo libro de D. Ginés de la Jara Torres Navarrete.
Se titula "NUESTRA SEÑORA DE LA MISERICORDIA, PATRONA DE TORREPEROGIL, HISTORIA DE UN AMOR".
A dicho acto acudieron numerosas personas del pueblo, así como representantes de los Ayuntamientos de Torreperogil y Sabiote. Igualmente estuvo presente el Sr. Saez Aparicio, Presidente de la Unión de Cofradías de Úbeda, y la Presidenta de la Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia de Torreperogil y otras muchas personalidades. Tambien estuvo representada la Casa del Pueblo, en la persona de su anterior Alcalde, el Sr. D. José Villar Crespo.
El libro se puede adquirir en diversos establecimientos de Torreperogil, sitos en la plaza de la villa y Mercado de Abastos.
Gracias al esfuerzo de Parroco, D. Alfonso Garzón Vera y de la propia Cofradia de Ntra. Sra. de la Misericordia, así como al de otras muchas peersonas, pudo ver la luz esta nueva publicación, cuyo esfuerzo intelectual se lo debemos a D. Ginés Torres Navarrete, su autor.

En el acto de presentación, Ginés Torres tuvo a bien intervenir con el siguiente discurso:


NOS HA NACIDO UN LIBRO

Mis queridos hermanos, hijos todos de este Gran Señora que es María Santísima de la Misericordia, que a la vez por la Gracia de Dios, somos nada menos que hermanos en Cristo Jesús. A todos paz y bien.

Aquí estamos codo con codo, a vuestro lado, para compartir el amor que sentimos por nuestra Madre común y Patrona nuestra la Virgen Santísima, Madre de Misericordia.

Sentimos una honda satisfacción y alegría el poder ofreceros para vuestro gozo y el de los vuestros, un libro que no es un libro cualquiera, es nada menos que la Historia impresa de María Santísima, que tanta misericordia ha derramado, derrama y derramará sobre los hijos de esto noble y laborioso pueblo, tan buen hijo de tan excelsa y solicita Madre. No hay ni habrá un solo torreño, donde quiera que lo lleve el destino, que no lleve en lo más hondo de su corazón a su Virgen querida de la Misericordia, y menos aún Torreño alguno que cruzando nuestros arrabales no vaya acompañado con una estampa de esta generosísima Señora, que es madre entrañable de los hijos que se van y de los que se quedan. A todos los lleva Ella en lo más profundo de su pecho misericordioso y bajo su manto milagroso los cobija.

Hemos repetido en múltiples ocasiones que por esta Gran Señora y esta grandísima Madre, somos capaces de echarnos tretas, dando todo cuanto somos y poseemos. Nuestra alma se agiganta cada y cuando mencionamos el Dulce Nombre de María y nuestro corazón estalla de alegría y se enternece cuando la contemplamos con ese rostro bello y comprensivo que tanta confianza nos inspira,

Son con este tres libros los obsequiados a María Santísima, en los que cantamos sus grandezas y sus cuidados por tres pueblos hermanos cuyos caseríos formen un gigantesco triángulo de distancias y de efectos. Nos nació primero en el año 1990 la "Historia de la Aparición, Romería, y Voto de Sabiote a su Patrona la Virgen de la Estrella”, con una carga documental que va del año 1250 hasta nuestros días. En 1994 ve la luz mi segundo libro sobre nuestra Soberana Señora titulado "Nuestra Señora de Guadalupe Señora de las Aguas, Patrona de Úbeda”, que comenzando con su aparición a Juan Martínez del Gavellar en 1382, que nos canta sus prodigios hasta el año 1982. Seiscientos años derramando favores sobre nuestros hermanos de Úbeda y otros muchos devotos que bajo su manto buscaron amparo. Y ahora nos nace este libro que estamos presentando en sociedad bajo el título de “Nuestra Señora de la Misericordia Patrona de Torreperogil, Historia de un Amor", la historia llana y sencilla de un amor de medio milenio de unos hijos fieles y amantísimos hasta el extremo mirándose siempre en el espejo de la más generosa de les Madres. Quinientos años de un amor sin dobleces, de todo un pueblo que además de Patrona y Protectora la tenemos por Alcaldesa Honoraria que con firmeza lleva entre sus manos el bastón de mando que sus hijos le ofrendaron. ¿Quien con más majestad y fortaleza puede empuñar su bastón, símbolo de autoridad ? ¿Quien con más equidad y justicia actuará sobre su querido rebaño, Ella que es la Di¬vina Pastora ? ¿Quien mejor que Ella nos Conducirá hacia las verdes praderas que su Divino Hijo nos tiene preparadas?

Seguros podemos estar que con una Alcaldesa que con mano firme nos gobierna en lo temporal, llegaremos a buen puerto en lo espiritual para de su mano ser presentados ente el Sol de Justicia que ese Niño precioso y vivaracho que lleva en sus brazos. Ello hará la presentación de cada uno de nosotros y ya veréis que Madre nos regaló Dios y que Alcaldesa nos conduce hasta más arriba del azul del cielo.

Para conocer con que intensidad Torreperogíl ha amado y amó a su Excelsa Patrona, tenemos que adentrarnos en las páginas de este libro. Veréis como el entonces escribano público de nuestro pueblo Alfonso de Jerica, da testimonio del primer milagro obrado por Nuestra Señora nada más pisar suelo torreño. Veréis como la Señora comienza a derramar Misericordia sobre una infeliz manquita que fue el origen de la bella advocación con la que la honramos.

Veréis cuan antiguo es el patronazgo que sobre nosotros ha ejercido y ejerce este gran Señora que hoy nos preside. Veréis como y cuando nació nuestra Cofradía, conoceremos sus antiquísimos estatutos, los bienes materiales con los que el pueblo llano la dotó, donde estuvo la famosa Oliva de la Virgen de la que contaban nuestros abuelos, que producía aceite bastante para que su lámpara ardiese noche y día, las donaciones que le hicieron sus devotos torreños y forasteros a partir del siglo XVI, la fundación de las capellanías en la ermita del Espinar, como llega la advocación de la Misericordia a Sierra Morena o a las minas de Vilches, todo lo referente a su ermita como es la construcción de la Capilla Mayor que aún se conserva, cuando y por quien se labró la medía naranja, tan bella como impresionante, el maestro cantero que cinceló el desaparecido pórtico de tan bellas arcadas, quien construyó la vivienda de los santeros, como y cuando se labró el camarín de Nuestra Señora, uno de los más bellos de nuestra Diócesis, obras de conservación, la reedificación de nueva planta de la actual cuerpo de iglesia con aquellos espectaculares operaciones jornal, teja, ladrillo y pavimento, y aquellos desfiles de escolares portando bajo sus frágiles brazos una teja o un ladrillo, muchas de ellas firmadas.

Los favores y las gracias que Nuestra Señora ha derramado sobre nosotros son incontables como veréis el adentraros en estas páginas. Pero no podemos desaprovechar histórico momento en que sus hijos nos hallamos en torno a Ella, sin dar a conocer tres hechos milagrosos ocurridos en un ayer no lejano. Era el año del Señor de 1855 cuando por estas tierras se cernía la mayor de las calamidades entonces conocidas. Un día hizo acto de presencia por estas lomas el cólera morbo asiático. Estaba entre los nuestros don Antonio de Benavides y Fernández de Navarrete conocido ministro de la Corona nada menos que tres veces, cuando el cólera le alcanzó, pero como única tabla de salvación se puso bajo el manto de nuestra Virgen de la Misericordia. La presencia de don Antonio estaba justificada: había adquirido las propiedades que en nuestro pueblo poseyó el conde duque Santisteban habitando por ende la llamada Case del Conde, Don Antonio se salvó de una muerte segura, y noticioso su hermano el famoso Cardenal Benavides, Arzobispo de Zaragoza, una de las veces que pasó por el carriel de La Loma se llegó hasta el Santuario de La Misericordia y le ofrendó la Cruz Pectoral que llevaba en su pecho.

Otro milagro mil veces referido por nuestros mayores fue el obrado en la persona del General de la Torre, Don Sebastián de la Torre del Villar; nació en Torreperogil el 5 de febrero de 1842. General de División de infantería, fue éste el último Gobernador Militar de Filipinas.

Cuando los Estados Unidos de Norteamérica declararon la guara a España, estos se unieron a los rebeldes filipinos a los que el General de la Torre causó varios descalabros militares. Rendidas nuestras fuerzas buscaron sin descanso al General responsable de la defensa de aquellas islas. Disfrazado de campesino en la Isla de Mindanao, don Sebastián iba campo a través al puerto para ver el modo de salvar su vida. Cuando en su empeño se hallaba agotado por la sed y el hambre, salió a su encuentro una hermosa Señora llena de dulzura y majestad que le dijo: “Hijo, no desmalles, que yo te protegeré. Apresúrate que en el puerto hay un barco presto para zarpar”. Sacando fuerzas y animado por la Señora, alcanzó el buque de nombre “Ciudad de York”, viéndose libre del pelotón que lo perseguía. Pero como ya estaba bajo bandera inglesa no hubo lugar a la detención. Cuando el General de la Torre sacó su cartera y vio en ella la estampa de nuestra Patrona, cayó en tierra bañándola en lágrimas de agradecimiento. Ya en nuestro Pueblo la primera visita fue a la Virgen, y de bruces ente Ella dejo caer a sus platas su sable y sus medallas. Cuentan que envuelto en lágrimas susurró: “Señora Mía, que torpe estuve cuando te tuve a mi lado”.

Otro torreño salvado por nuestra Señora de aquella tragedia que fue el desastre colonial fue don Bartolomé Martínez Malo, que fue sobrestante de ferrocarriles en Filipinas. Hijo de don Diego Martínez de la Torre, farmacéutico en Torreperogil en 1896, pudo también salvarse de aquella tragedia pero cuando el barco estaba en alta mar rumbo a nuestro continente, una fuerte tormenta estuvo a punto de hundirlo. Muy hijo de Nuestra Señora, don Bartolomé se asió a una estampa que llevaba y rezando fervorosamente el Santo Rosario la tripulación pudo ver como las aguas se calmaban arribando felizmente el puerto de Cádiz. Agradecido mandó labrar a un artífice de Córdoba un barquito en agradecimiento.

En este libro tenéis el fruto de largas horas de trabajo en la búsqueda del dato en archivos y bibliotecas. No hemos hecho lo que queríamos por haber quedado huérfanos de nuestros fondos documentales, pero sí del agua derramada bastante hemos recogido,

Pero de este esfuerzo Intelectual no sentimos orgullo alguno, sí de haber dado a conocer algo que todos ignoraban en estos tres pueblos hermanos que son Sabiote Úbeda y Torreperogil, pueblo el primero donde nacimos y que por generosidad de su Ayuntamiento somos Hijo Predilecto, que no por nuestros méritos. Úbeda donde vivimos casi una docena de años donde igualmente se nos adoptó también sin merecerlo, y Torreperogil, que me regaló la mujer que me ha hecho feliz, que me dio cuatro hijos de los que nos sentimos tremendamente orgullosos, y todos sus habitantes que nos abrieron sus brazos y nos acogieron, me dieron su amistad y acabaron adoptándome, declarándome, por tanto, un torreño más.

A este trio de amores hemos correspondido dando a conocer la Historia de su ayer y de sus Patrones por las que viven y se desviven. A cambio de mis sacrificios solo pedimos a la Santísima Virgen que ampare a sus habitantes y no les falte nunca el pan, la sal, ni el agua. Muchas gracias por vuestras atenciones, que intentaremos pagar queriéndonos a corazón abierto, Que disfrutéis con su lectura y os sintáis felices.



Ginés TORRES NAVARRETE

Cronista. Hijo Predilecto de Sabiote y Adoptivo de la Ciudad de Úbeda y Villa de Torreperogil