lunes, 9 de junio de 2008

MIEDO EN EL CUERPO

Hasta ahora estamos acostumbrados a ver las miserias del llamado Tercer Mundo, y desde nuestro sillón contemplamos impávidos, mientras tomamos el aperitivo, como se debaten entre la vida y la muerte millones de seres humanos, que luchan por sobrevivir, llevándose a la boca lo primero que pillan, y hacen colas para recoger las migajas que les llegan desde el exterior, desde el otro mundo.
Y ahora nosotros, con nuestra prepotencia y superioridad, desde nuestra atalaya del mundo desarrollado, ante el primer indicio de alarma por huelga de transportistas, nos lanzamos a la desesperada a devorar los supermercados, haciendo acopio de todos los productos; y nos lanzamos a llenar el depósito de combustible hasta las trancas, vaciando las gasolineras.
Ese es nuestro mundo desarrollado, el que se lanza a la vorágine sin motivo, el que vive en una burbuja que puede explotar en cualquier momento, el mundo de la apariencia y del escaparate.
Pura ficción. No somos diferentes de los otros, de los que hacen cola para poder sobrevivir. Ya hemos perdido también la compostura.

domingo, 1 de junio de 2008

Ubeda y la ciudad fantasma

Úbeda y la ciudad fantasma
31/Mayo/2008 - 11:02
Cuando vemos postales antiguas de Úbeda, podemos comprobar que la calle Real era el centro neurálgico, la zona de paseo, la calle principal.
En torno a esa calle, en otros tiempos porticada en parte, fluía la vida cotidiana, y a penas existían casas extramuros.
Hemos ido viendo como la ciudad se ha extendido por todos los flancos, hacia Baeza, hacia Jódar, hacia el Mármol, ... en todas direcciones menos hacia el norte. Allí se decidió ubicar el Polígono Industrial "Los Cerros", precisamente en la zona mas espaciosa, llana y propicia para nuevas urbanizaciones. Debe ser cosa del llamado planeamiento urbanístico.
Y todos recordamos cuando se dice... hasta hace poco la Avda. de Linares era campo, solamente existía una fábrica de terrazos en la "Eras de Sola"; en la "venta Juanillo" había campos sembrados de trigo o cebada y solo existía un taller de lavado y engrase de vehículos...; el Cerro de la Atalaya era un descampado donde se formaba un chaco a lo largo de todo el invierno...y así, de pronto, como por arte de magia y antes de que quisiéramos darnos cuenta, ya está todo urbanizado. Se acabaron los campos y la ciudad creció y creció.
Ultimamente ha crecido de forma desmesurada, y no es que yo esté en contra de ello, sino del modo y forma en como se ha desarrollado. Aprovechando una burbuja inmobiliaria, unos bajos tipos de interés y unas enormes ganas de dar el pelotazo, los constructores-promotores de viviendas han hecho su agosto hasta la saciedad, incluso convirtiendo en viviendas lo que eran trasteros o buhardillas... engañando así a la Administración, sin que ésta nada hiciera por impedirlo.
Ya nadie dudaba qué hacer con sus ahorros, todos a comprar ladrillos, sin importar el precio, los años de débito, el lugar o la forma.
Y de pronto, como por sorpresa también, explota el globo, el chollo inmobiliario de los constructores-promotores y de los especuladores... que soñaban con su pelotazo particular, y que algunos, en parte, hicieron realidad a costa de los que realmente necesitaban vivienda.
Suben las hipotecas y ya todo el mundo desea vender rápidamente, eso si, resintiéndose a bajar los precios, que de forma inevitable, van bajando y bajando, porque el "tío Paco" ha llegado con las rebajas para poner a cada uno en su sitio, sobretodo a los especuladores y a los constructores-promotores insaciables.
Y ahora los promotores-constructores se pagan sus propias hipotecas de los pisos sin vender... y por doquier se ponen carteles de "se vende".
Así que, cientos de pisos sin dueño y sin inquilino, se adivinan vacíos por todas partes, urbanizaciones "con piscina", pisos de lujo... compuestos y sin novio.
Es la ciudad fantasma, la ciudad de los pisos vacíos, sin habitar, de las urbanizaciones en precario, donde no se puede poner en marcha el ascensor, porque aún no se ha podido constituir la comunidad de propietarios...
Aquí no hay sitio para nadie